
Fue el encuentro que más encendió a la hinchada morenense en lo que va del torneo. En algunos minutos cruciales, el aliento era audible varias decenas de metros a la redonda. De todas maneras no alcanzó para "despertar al juego", que en general y a juicio de los protagonistas, fue pésimo, mérito de ambos equipos. Partido cerrado, trabado, con muchos errores, tarjetas de todos los colores y ánimos exasperados. La tensión y los nervios bloquearon las habilidades de los dos y le ganaron al juego. ¿Será positivo alimentar en la previa, esto de los clásicos en el rugby? ¿No genera un clima futbolero que aleja la mística de este deporte? El rugby es apasionarse, pero dentro de la cancha y por el juego mismo, porque es un juego de equipo donde el alma empuja y se embarra con el cuerpo, pero porque así es este hermoso reto y no porque somos del mismo barrio o lo que fuere. Que no se pierda la mística, que no nos abandone el juego. Fue 9-11 para los amigos de Matreros. ¡Qué viva el tercer tiempo y que VIVA el Rugby !
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario